El tontimismo, el punto ciego y el consenso.

El genial Camilo José Cela en su libro “La Colmena” describía a un personaje que se dedicaba a inventar palabras. Sería muy pretencioso por mi parte querer imitar al genial gallego, don Camilo, pero no me parece tan temerario querer emular, ni que sea por un día, al inventor de palabras. Tontimista es un vocablo compuesto, fusión de “tonto” y “optimista”, que propongo a la Real Academia de la Lengua para su inclusión en la próxima edición del diccionario. Tontimista es una palabra sin género, lo cual evita a nuestros políticos presentes y futuros hacer el ridículo, tan de moda por otro lado, de tener que llenar sus discursos vacíos con aquello de “tontimistos y tontimistas”.

El tontimista es aquella persona simple y bienintencionada, con más moral que el alcoyano, que piensa que todo va a ir bien a pesar de todas las evidencias en contra. Son como el del chiste del pesimista que temía “que le quitasen lo bailao”, pero al revés. Para el tontimista no hay meta que no se pueda lograr si se pone suficiente empeño. Hace años tuve un instructor de golf tontimista perdido. Quise hacerle ver que ser positivo es una cosa buena, dentro de un orden. Que el sueño de mi vida era jugar en la NBA, pero que con 50 tacos, 180cm y más kilos de los que me atrevo a confesar en este blog la cosa iba a estar complicada. Pues no. El tipo seguía en sus trece. Porque el tontimista no obedece a argumentos y no se rinde ni ante la evidencia. Ni he logrado jugar en la NBA ni sus esfuerzos lograron convertirme en Tiger Woods, que eso, siendo complicado, estaba más en su círculo de competencia.

El tontimista es una versión patológica del punto ciego del retrovisor consistente en agrandar la zona que no se ve hasta que es más grande que la que vemos. El tontimismo y el punto ciego tienen mucho que ver con la inversión como veremos más adelante. El tontimismo es una enfermedad para la que no existe tratamiento. En este año pandémico el tontimismo ha acompañado al virus y lo seguirá haciendo. En una sociedad impaciente y débil el tontimismo encuentra terreno fértil en el que florecer. Esto es cuestión de unos meses, para verano ya estará todo resuelto, enseguida sale la vacuna… El tontimismo se propaga gracias a la necesidad humana de creer en un mundo sin incertidumbre. La esperanza es lo último que se pierde.

El tontimismo y el punto ciego, o sea, las cosas evidentes que no queremos ver y terminamos no viendo, llevan al falso consenso. El consenso, contrariamente a la creencia popular, no tiene nada de bueno para el desarrollo humano. La ciencia, también al contrario de lo que cree la mayoría, no pivota tanto alrededor de la certeza como de la duda. El error, la prueba, el nuevo error, la hipótesis, la refutación de una teoría son partes esenciales de la ciencia. Me atrevería a decir que la certeza es enemiga de la ciencia. El consenso impuesto condena al ostracismo a las opiniones discrepantes y hace que la sociedad vea solamente una cara de la moneda. Las leyes aprobadas por unanimidad deberían derogarse de inmediato porque no hay ley tan buena que no genere ninguna discrepancia, aunque sea mínima.

Nos lleva todo esto a uno de mis sesgos psicológicos favoritos: el groupthink o pensamiento grupal. Se trata de suprimir el pensamiento crítico que existe a nivel individual cuando la persona forma parte de un grupo. Los ejemplos son abundantísimos. Un consejo de ministros, pertenecer a un partido político o a un grupo religioso son posibles causas de este sesgo. El pensamiento de grupo lleva a malas decisiones porque nadie se atreve a retar al “pensamiento dominante”. La crítica, cuando es respetuosa y razonada, debe ser celebrada y bienvenida.

¿Y qué tiene que ver esto con la inversión? Pues mucho. Por ejemplo, las diversas tribus defensoras de un estilo de inversión llegan a ser incapaces de aceptar nada que no comulgue con sus principios. Cuando se analice una tesis de inversión es una práctica excelente tener a alguien en el comité que haga de “abogado del diablo”, o sea, que intente derribar las bondades de la inversión propuesta. Al analizar empresas, yo mismo lo he padecido, es frecuente la tontimización del analista; el enamoramiento con la compañía. Llegados a ese punto se pierde la capacidad de razonamiento y es más que necesario tener a alguien que nos haga entrar en razón.

Una ventaja de mi palabra inventada es que puede ser usada como combinación de “tonto” y “pesimista”. Quizás esa acepción es muy relevante para los mercados que suelen oscilar entre el consenso alcista y el consenso bajista. Cuando todo el mundo opina lo mismo suele ser un buen momento para hacer exactamente lo contrario.

Al igual que yo mismo sopesando el posible significado de una palabra nueva es muy recomendable dudar, reflexionar, escuchar y si es menester cambiar de opinión. Rodearse de gente solvente que no tenga el menor inconveniente en rebatir nuestros argumentos. En el peor de los casos se llegaría a una posición respetuosa de “acordar estar en desacuerdo”. Mucho mejor que reforzar a cada oportunidad la irresistible tentación a que nos den la razón.

Desconfiemos cuando sobre algún tema no hay opiniones discrepantes. Cada vez, desgraciadamente, hay más ejemplos. Y una tendencia mayor a combatir tanto la discrepancia como al discrepante.

Un saludo y feliz inversión,

Juan Cogollos.

PD. Admito comentarios a este post, incluso si están de acuerdo con el artículo.

Comentarios Destacados

  1. Me encanta esta frase, le alabo su sentido sel humor.

    Con respecto a lo que en el texto comenta estoy plenamente de acuerdo y añado si me permite dos observaciones:

    1: Para un inversor particular es dificil encontrar a alguien que este dispuesto a debatir abiertamente de inversiones.

    2: Para que ese inversor particular sea aceptable a largo plazo debe estar dispuesto a debatir abiertamente sobre inversiones.

    Asi que juntando las dos consiseraciones esta un poco complicada la cosa, igual es más facil ganar el Masters de Augusta. :wink:

  2. Es usted muy amable. Mi sentido del humor no es siempre entendido y apreciado. Creo que a estas alturas está muy britanizado :blush:
    Yo creo que en +D y en tuiter se pueden encontrar opiniones que sin ser necesariamente discrepantes con las propias aportan y enriquecen.

  3. Y esto a veces suele hacer más daño que lo contrario

    Desgraciadamente demasiado habitual

    Y a ver quién es capaz de quitarse este sesgo

  4. Sabios comentarios @Segado.
    El primer paso para mejorar es conocerse mejor. Reconocer los errores para remediarlos.
    Pero cada vez más eso es considerado como ser negativo.

  5. Tengo que darle las gracias @jrcogollos.

    Da gusto leer contenido de este tipo y, a la vez de disfrutar de lo expuesto, que consiga usted sacar una sonrisa fruto de su peculiar sentido del humor.

    Su mención a la política actual y el ilustre Camilo José Cela me parece genial, y lo que transmite en estos párrafos debería ser divulgado por cada uno de los que promulgamos con la idea.

    Permítame que vuelva a citar lo siguiente:

    Corren tiempos en los que NO es habitual que se contemple como vía de aprendizaje el debatir, intercambiar ideas, admitir nuestras dudas y desconocimientos, el mostrarse en desacuerdo si algo se ha establecido como “normal”, el fallo y error.

    Efectivamente, nada mejor que contrastar y comparar tanto críticas como alabanzas a compañías y fondos o estrategias de inversión. Lo mismo aplica a cualquier ámbito de la vida, con objeto de formar una opinión y encontrar la forma de alcanzar los objetivos.

    Gracias por compartir este rato de su tiempo.

  6. Me ha gustado mucho su artículo. Ese punto crítico combinado con un toque humorístico creo que es de lo más necesario para afrontar la inversión en particular y la vida en general.

    Pone usted el acento en algo que es muy importante no olvidar en los mercados, no confundir ser optimista con ser temerario. De la misma forma que no hay que confundir ser consciente de los riesgos con ser catastrofista.

    El optimismo es algo que hay que manejar con cuidado y que no hay que malgastar alegremente sinó que es recomendable reservar, al menos en parte, precisamente para aquellas circunstancias donde el pánico no nos deja ver la realidad con algo más de perspectiva y de prisma de largo plazo.

    Yo lo de bien intencionada no lo tengo tan claro. Al final en demasiados casos, cuando uno profundiza se encuentra con miedos mal gestionados y que no se quieren asumir.
    No tengo tan claro que sea alguien que piensa realmente que todo va a ir bien sinó que le da auténtico pavor la posibilidad de que la cosa salga menos bien de lo que creía.

    Porque en base a ese optimismo extremo justifica también decisiones personales que sin ese sentimiento extremo tendría menos claras.
    Eso es fácil verlo en los mercados. En base a rentabilidades posibles muy altas se lanza a la gente a asumir riesgos que posiblemente no están preparados o a renunciar a cosas que si el supuesto beneficio futuro no fuera tan elevado no renunciarían de forma tan extrema.

    Pongamos al dinero de alguien un interés compuesto del 20% anual y cualquier gasto actual será visto como terriblemente costoso.

    En algunos casos el error que solemos cometer es intentar debatir en exceso o intercambiar pareceres con alguien que ya ha tomado partido y no tiene ni la más mínima intención de cambiarlo . Tal vez lo único que tal vez si consiga moverlo algo de su posición es algún desastre inesperado.

    Eso sí son casos que cuando uno ya intuye el diagnóstico pueden tener su interés en abordar de otra forma y ver hasta que punto se pueden retorcer según que argumentos para precisamente llevarlos al sitio donde le conviene, o hasta que punto está dispuesto a llevar su nivel de sacrificio para mantener lo insostenible a la larga.

    En mi opinión el problema de no ver los riesgos intrínsecos a lo que se hace, es que se termina por hacer tonterías que van incluso en contra del propio estilo de inversión que se pretende defender o seguir.
    Comenta el caso de los “enamoramientos” de compañías y constituye un gran ejemplo. No es extraño que en medio de un castañazo de una empresa haya tremenda prisa por vender precisamente cuando aparece algún riesgo en toda su magnitud que se había pretendido ignorar.

    Yo creo que el consenso no es el problema. En ciencia sí creo que existen ciertos consensos que son más o menos amplios dentro de la propia comunidad científica.
    El problema más bien reside por un lado en creer que ese consenso es inamovible o un punto definitivo cuando no deja de ser una estación temporal desde donde seguir.
    A veces el consenso aunque sea temporal. limitado e imperfecto es una solución menos mala que la que otros proponen cuando convierten precisamente el no querer aceptar que ciertas teorías, por mucho que no sean ciertas de forma completa, ponen en tela de juicio precisamente las premisas que creen absolutas esas personas.

    Hay que andarse con cuidado porque bajo ciertas críticas a ciertos consensos es fácil que haya una falta de autocrítica profunda sobre otros valores. Ojo que eso se puede reconducir en direcciones de lo más provechosas, pero a veces también se esconde el intento de imponer otra clase de consenso distinto y más acorde con sus creencias.

  7. Gracias a usted @irde. También a @Davru que olvidé mencionarlo por su nombre. Ambos tienen pájaros que simbolizan la sabiduría en sus fotos de perfil :blush:

    Tenemos que volver a los filósofos clásicos que debatían largas horas en el foro. A ver si podemos reunirnos pronto. Entretanto tenemos los foros de +D :wink:

  8. Estimado @agenjordi.
    Sus comentarios son extensos y de un gran nivel. Sería muy complicado comentarlo todo así a base de teclado.
    Resumo lo que me ha parecido más relevante.

    Si, en efecto, existe el tontimista malicioso. El que contagia su tontimismo a sabiendas con intención de sacar tajada. Aun así creo que la mayoría son neutros y bienintencionados. Gente que se lo cree. Personas que contribuyen al tontimismo de masas sin sacar nada a cambio.

    En una conversación hay que evaluar si estamos sacando algo del debate. Si no es preferible dedicarse a otra cosa. Para mi no es tanto “convencer” como enriquecerse intelectualmente.

    Apreciar el riesgo, coincido con usted, es de lo más importante en la inversión y en la vida en general. De forma realista y desapasionada. ¡Contra el tontimismo, realismo!

    En ciencia hay cosas que no se debaten porque no es necesario dado que la cuestión está resuelta. No sé, el movimiento de un cuerpo bajo la acción de la gravedad.
    Sin embargo otros temas, de enorme actualidad, son susceptibles al debate científico. Duele ver como se suprime ese debate y se dan por buenas conclusiones que en mi opinión no están demostradas más allá de la duda.

    Muchas gracias por sus comentarios.

  9. Gran post @jrcogollos , mis felicitaciones.

    Durante gran parte de mi vida he visto a los tontimistas como gente bienintencionada que simplemente decidían conscientemente dejar de ver una parte de las cosas demasiado dura para que pudieran asimilarla. Algo así como el conductor que piensa que al saltarse un stop, por no mirar intencionadamente hacia donde viene otro coche, no le van a embestir.

    Con el tiempo y algunas cicatrices uno va cambiando la perspectiva dándose cuenta que de manera bienintencionada o no, son personas tremendamente nocivas que tienen el poder de llevarse al abismo a otros en su camino a la Arcadia feliz. Lejos de erigirse uno como protector de los niños perdidos, mi pensamiento se encamina más al quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga y si uno se deja arrastrar ya somos todos los suficientemente adultos para apechugar con las consecuencias.

    El pensamiento grupal tiene también para mi dos derivadas. La cámara de eco, donde uno busca reafirmarse en sus pensamientos y se junta con otros que que cantan las mismas canciones alrededor de la hoguera, y la tribuna griega del foro, como bien comenta, donde uno a veces tiene razón y otras no, y tras intercambiar puntos de vista en las antípodas ideológicas sale de la conversación contento pese a que en ocasiones le demuestren a uno que estaba completamente equivocado.

    image
    Por mi manera de ser disfruto enormemente de que mi círculo más cercano me apriete el cilicio cuando estoy equivocado (y me pasa mucho), y procuro siempre rodearme de personas que no tengan miedo a ofenderme enseñándome otros puntos de vista. Esto cuesta bastante pues el ego siempre está dispuesto a sacar ese cerebro reptiliano que nos incita a la lucha contra la disidencia, pero en mi caso me ha salvado de tantas grandes catástrofes, que cada día que pasa lo valoro más. Igual influye que cada día percibo más claramente que evoluciono en unos aspectos e involuciono en otros.

    En fin, un rollo para decirle que me ha gustado mucho su texto y me ha hecho reflexionar. Enhorabuena, Juan,

  10. Muchas gracias @jvas
    Muy contento con el artículo, sobre todo porque está generando grandes comentarios como el suyo. A lo mejor descubro que tengo habilidadedes como catalizador de mentes mejores que la mia, que son la mayoría. :thinking:

    Permítame pecar de tontimista ¿Para cuando una quedada de +D? Y en plan más realista ¿Podíamos organizar dicha quedada online? Con ponencias cortas y turnos de preguntas. No es lo mismo pero puede estar bien.

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