El cine no nos quiere

Y fijaos que algunos de nosotros, yo sin ir más lejos, amamos el cine. Perdonadme este inicio algo críptico. Con el título empleado intento referirme a la continua presentación que el cine y las series, hacen de los empresarios como seres malignos, corruptos, explotadores, perversos, sin piedad… Y no digo que alguno de nosotros no sea merecedor de tamaños epítetos, pero dudo de que esta generalización, como cualquier otra, tenga un suelo sólido en que apoyarse.

Caí en la cuenta de esta situación viendo recientemente la serie Succession que podéis encontrar en HBO. La historia va de una saga familiar de empresarios del mundo de la comunicación así como de sus guerras internas respecto al liderazgo de la compañía y la diferente evolución que los distintos miembros de la familia pretenden para la misma. Se trata de una buena serie, fílmicamente hablando, pero donde los roles que se presentan son estrepitosamente estereotipados y faltos de una buena dosis de realidad. Todos los personajes están transidos de una malignidad sin duda muy superior a la que solemos observar día a día en nuestro mundo.

Y esto sucede continuamente. Fijaos la situación. Antes de escribir el artículo me he puesto a buscar en Google referencias de cine con temática empresarial. Y me ha aparecido una página que viene a titularse 18 películas de emprendedores que debes ver, como invitando a verlas a aquellos que fueran a emprender alguna actividad empresarial. ¡Vaya! Al ver el título he pensado, ¡qué horror!, debo estar equivocado en mi planteamiento y seguro que se ha hecho cine adecuado respecto a la presentación que se hace del rol del emprendedor o del empresario. ¡Brrr, tendré que pensar en otro artículo, ahora que ya lo tenía más o menos pergeñado! Pero no, queridos amigos lectores, nada más lejos de la realidad. Las películas o series incluidas en dicho catálogo son un claro ejemplo de la hipótesis que trato de demostrar.

Si le echáis un ojo a la página reseñada veréis que nos encontramos cosas como Atrápame si puedes, biografía de un estafador; El señor de la guerra, tráfico de armas; El Padrino, mafia; Enron, los tipos que estafaron a América, estafa corporativa; El diablo se viste de Prada, liderazgo soberbio. El catálogo se completa con varias otras de perfil similar. En fin, si se anima a que los futuros emprendedores vean estas películas, lo mejor será indicar que lo hagan para que no sigan sus prácticas.

Por supuesto que en el cine que se hace en nuestro país no somos ajenos a este enfoque de la situación. Y, como ejemplo, pongo El Reino o la serie recién estrenada en Netflix, Los favoritos de Midas. Uno lee reseñas y ambas aparecen como el sumun del buen cine hecho en España, de hecho El Reino logró siete Goyas en la edición de 2019 de dichos premios. Desde mi punto de vista, ambas pueden ser buenos ejercicios respecto a la dirección o la producción cinematográfica, pero su presentación del mundo empresarial es acartonada y ficticia. Solo se la emplea como un deux ex maquina para despotricar de la corrupta clase política. No digo que los guionistas no se hayan documentado algo acerca de cómo funcionan las empresas, pero, desde luego, les falta un mundo para acercarse a la auténtica realidad del día a día del empresario.

Y lo peor es que eso que nos muestra el cine no es ni más ni menos que un epifenómeno de lo que auténticamente piensa la sociedad sobre nosotros. Además, esa presentación de las cosas retroalimenta la imagen social que proyectamos. El cine es muy influyente creando estados de opinión y con esta presentación que suele hacer del rol empresarial no anima demasiado a que nadie quiera tomarlo para sí. Pero este país necesita emprendedores, empresarios que hagan crecer a sus empresas y creen empleo y riqueza para todos. Sin ello nuestra sociedad irá cada vez a peor.

Uno hecha en falta historias inspiradoras que nos inciten a seguir el camino del emprendimiento. Tenemos grandes empresarios en este país de cuyas decisiones y acciones tenemos mucho que aprender. Qué podemos decir de un Amancio Ortega, de un Juan Roig o de tantos otros de menor envergadura que también han aportado muchísimo a nuestra sociedad. Pero lamentablemente somos un país cainita, mucho más proclive a la crítica que al halago. Y aún así, echo en falta que cosas que suceden cuando se presenta en el cine a otros arquetipos, sucedan también con los empresarios. Me refiero a que, por ejemplo, el cine negro muestra siempre algún policía corrupto, pero normalmente dentro de un entramado donde la mayor parte de los policías hacen bien su labor. Incluso en el complicado mundo de la política nos topamos con series donde el político corrupto es la norma, pero siempre hay algún otro que ejerce su labor con decencia y dignidad.

Fenómeno social y epifenómeno cinematográfico se reflejan notoriamente en las opiniones que mayoritariamente vemos vertidas en las redes sociales. Un ejemplo de ello suele ser el debate sobre la figura de Amancio Ortega. El hombre está entre los empresarios más ricos del mundo. Su compañía Inditex es un ejemplo de excelencia empresarial la miremos por donde la miremos, mantiene un volumen de operaciones en España muy superior al que suelen mantener otras compañías de su competencia para con sus países. Paga, por tanto, toneladas de impuestos al fisco español. Y, encima, dona cantidades relevantes de su patrimonio para mejorar nuestra salud comunitaria. Pues, en lugar de remarcar, todas estas ejemplarizantes verdades, lo que de él se dice en las redes sociales apunta mucho más a la crítica descarnada que a la reseña de las virtudes.

No me gustaría con esto que se me maltentienda. No voy a defender que se haga un cine hagiográfico sobre la función del empresariado. En nuestro colectivo, como en todos los demás, hay unas pocas personas ejemplares, otras pocas deleznables y muchas, la mayoría, en el término medio. Y lo que me gustaría es que el cine fuera un reflejo de esa realidad y no lo que observo día a día en cada serie o película nueva que veo. Tenemos el deber de incitar a nuestros jóvenes a que emprendan nuevos proyectos, a que creen compañías punteras en el mundo, a que ayuden a mejorar a nuestro país. Y para ello necesitamos que las historias que se cuentan de nosotros tenga un componente inspirador que incite a emularlos en lugar de lo que habitualmente dejan caer. Usando ese término tan de moda hoy, tenemos la responsabilidad de cambiar la narrativa que esta sociedad construye sobre nosotros, los empresarios.

Comentarios Destacados

  1. Buen artículo, después de leerlo he hecho una busqueda similar en ingles y he obtenido otra página.

    Parece que la actitud cainita frente al mundo empresarial, o al de al inversión, está difundida también en otras culturas, la americana, que pretendidamente favorecen más el emprendimiento.

    He trabajado como asalariado, como autónomo y tenido empresas. Como empresario he tenido con frecuencia la impresión de ser mirado como un enemigo a batir, mientras le dedicaba esfuerzo, horas de sueño, fines de semana. Es una sensación amarga, con contadas excepciones que me recreo en recordar.

    En esos momentos creo que no estuve buscando el lucro, si la continuidad o el crecimiento. Y sin embargo siento que la valoración, el juicio, de quien me rodeaba ha sido de crítica.

    Me he sentido muy cercano a su texto:

    De hecho he descartado volverme a embarcar en aventuras empresariales no unipersonales. Una razón, no la única, ha sido el recuerdo de las pocas satisfacciones que de otros recibí en ese caminar. A veces además del cine, los acompañantes, tampoco parecen apreciarnos,

    Gracias por permitirme recordar esos pocos momentos dulces, que he saboreado con deleite. ¡y creo que alguna de esas “pelis” caerá!.

  2. Mire, Josesthe, efectivamente “Tienes un email” que aparece en la página que reseña es un ejemplo donde el rol del empresario no sale tan mal parado, aunque ciertamente lo hace desde el enfrentamiento del pequeño con el grande, pero bueno, al fin y al cabo el mensaje es diferente a las demás.

    A mí me ha pasado como a usted, he sido asalariado primero y emprendedor después, repartido en más o menos diez años de lo primero y treinta de lo segundo. Y efectivamente coincido en la visión que usted presenta, aunque reconozco que a mí aún no se me han quitado las ganas de seguir emprendiendo. De hecho, mi último proyecto, que fue un poco catastrófico, tiene solo unos tres años y tuve que abandonarlos antes de perder cantidades importantes de dinero. Pero el fracaso no ha terminado aún de desanimarme y estoy pendiente de iniciar aún alguna cosa.

    Le animo a que no descarte lo de volverse a embarcar. Aunque haya pocas satisfacciones externas, las personales siempre pesan. Y en mi caso, aunque haya coleccionado algunos fracasos, me resarce intelectualmente mucho pensar que en uno de mis primeros proyectos hay bastante gente que yo contraté y que, tras casi treinta años, continúan trabajando en la compañía y ganándose la vida más que aceptablemente. Y, en otros, aunque la finalización no haya sido del todo buena, tengo centenares de jóvenes que tuvieron conmigo su primer trabajo y que, aunque ya no continúen en el mismo, siempre mantienen un buen recuerdo y no perdemos la relación. Todo ello es muy gratificante y hace que merezca la pena seguir este camino, más allá del mayor o menor éxito económico que logremos. Y, que dicho sea de paso, no me quejo del mío. No puedo vanagloriarme de haber dado pelotazos con mis proyectos, pero sí de haber tenido unos rendimientos económicos bastante aceptables que me han permitido llevar una vida digna y que también han justificado que con treinta años abandonara un buen puesto en la administración pública para lanzarme al emprendimiento empresarial. Un saludo, amigo.

  3. Muy buena reflexión, @aqcasado. Quizá por eso, nosotros también queremos menos al cine cada día. Me refiero sobre todo al patrio, al que encima sostenemos lo veamos o no.

  4. Bueno, amigo Apolonio, ahí no coincidimos. Yo sí soy un gran aficionado y creo que este año hemos hecho, al menos, unas cuantas buenas series.

    Nunca he pensado que a un fenómeno de crítica debamos responder con otro similar. Yo sigo pensando que es mejor intentar convencer con el trabajo y el esfuerzo, sin mudar nuestras posiciones, pero intentando entender los mecanismos que guían al de enfrente.

    Creo que se convence mucho mejor respetando e intentando entender el punto de vista del contrario para intentar convencerle de sus posibles errores. Lamentablemente nuestra sociedad no camina demasiado por esos derroteros. Pero no habrá que perder la confianza. Por eso sigo yendo al cine y viendo series en todas las plataformas posibles y eso sí, cuando observo cosas como las que reseño en el artículo, lo mejor es decirlas y trabajar para intentar cambiarlas.

    Saludos y gracias por su comentario.

  5. Me parecen muy buenas sus reflexiones, pero me temo que es muy difícil que el cine se haga eco de esa realidad empresarial que comenta. En el cine o televisión lo que llama la atención y constituye un personaje con gancho es aquel que resulta sobresaliente en uno u otro aspecto. Sobresaliente por tratarse de un héroe o, por justo lo contrario, ser cobarde o mezquino.
    Ha mencionado usted el trato que el cine da a otros gremios. Si le sirve de consuelo, hablando con un familiar policía me comentaba que estaba cansado del típico personaje que aparecía en la ficción del policía atormentado, alcohólico o violento, que se salta las reglas y va por libre.
    Por supuesto los habrá, pero son una minoría muy pequeña y afortunadamente no es probable que se los encuentre en la vida real.
    La mayor parte del cine busca el entretenimiento del espectador sin demasiadas pretensiones de ser fiel a la realidad, porque como usted ha dicho, esta se compone en su mayoría de personas grises que no son absolutamente buenas ni absolutamente malas. En el caso concreto de los empresarios, el estereotipo maligno es atractivo para un guión porque tiene el poder para intervenir en la trama de forma decisiva y porque sus actos pueden perjudicar a muchos. Por contra el empresario angelical no tiene el mismo atractivo. ¿Qué sería un héroe empresarial? ¿El que hace crecer su empresa, da puestos de trabajo, paga impuestos y trata bien a clientes y empleados? Eso me temo que no atrae al espectador medio, independientemente de la opinión que tenga de los empresarios.
    Pese a que es totalmente legítimo reclamar que cambie la imagen del empresario en el cine creo que la batalla está perdida. Eso no quiere decir que no sea posible cambiar la percepción que la sociedad tiene de él, pero quizás el camino discurra por otro lado.

  6. Muy interesante la reflexión. He de decir que es una de esas reflexiones que siempre pululaban por ahí en algún lugar de mi cabeza, pero que como decía Sherlock Holmes, no pasaron a estar durante tiempo en la materia gris.

    De primeras he de decir que el título del artículo, y el propio artículo en sí, dejan bastante que desear, no? Porque si un empresario tiene que fijarse en Vito Corleone, en Enron (que un emprendedor veo complicado que se ponga como meta a corto plazo ser un bicho inmenso como tal) o en Gordon Gekko (que era un agente de inversiones, no un emprendedor) lo va a tener bastante complicado. Aunque hay películas que a veces sí que tratan sobre personas que revolucionaron un sector/industria no? (Estoy pensando en Jobs, la pelicula de Ashton Kutcher sobre Steve Jobs; no la he visto, me lei su biografia y no creo que la pelicula lo mejore; Moneyball…)

    Seguidamente, quiero añadir que comparto la reflexión de que el cine ‘no nos quiere’ o no se ve de una buena manera a la empresa, empresario, emprendedor (o a cualquiera que trate de acumular riqueza) y he decir que esto lleva mucho tiempo así. La bruja avería ya decía a sus espectadores (que son niños!!! y si ya desde niños se meten ideas así en la cabeza, será difícil hacerlas cambiar a futuro) que el capital es el mal, unido a que todas las películas (o una gran mayoría) daban la imagen de que el rico era o un tacaño (acuérdense del tío Gilito), o un tramposo, o un ladrón, o un egoísta, o un mentiroso o todas lo demás junto pues posiblemente hayan contribuido a crear una sociedad que ve a la empresa y al empresario como el enemigo, per se. Algo que además nuestros políticos saben explotar y utilizan a su favor.

    Este concepto he visto que muchos lo llaman el ‘marxismo cultural’, os dejo una charla de Ignacio García Medina en la que habla sobre ello con ejemplos y que, puedes estar de acuerdo o no, pero da que pensar y abre un poco más los ojos y ayuda a observar. https://www.youtube.com/watch?v=SqUmJqlMLlM&t=6s
    os recomiendo que lo veáis cuando tengáis tiempo.

    Y también, otros no dicen que sea directamente marxismo cultural, sino que directamente no es que el empresario sea el que tenga mala fama, sino que es el capitalismo (o sistema de libre mercado) el que tiene tan mala fama que hay que justificarse o casi pedir perdón cuando piensas y argumentas los beneficios que aporta el sistema de libre mercado (no quiero ponerme purista, el sistema de libre mercado adolece de muchas imperfecciones, pero de entre todos los sistemas es el más eficiente en tanto es el que menos daños irreparables causa). Comparto otra charla de Domingo Soriano donde reflexiona sobre el mismo https://www.youtube.com/watch?v=ZBNd7jk8TBc

    No sé, vosotros que opináis??

    Por cierto, y ahora que caigo, ya que intuyo que quizás busques inspiración para emprendedores o entretenimiento donde no les deje tan mal, si me permitís una recomendación, os recomiendo Silicon Valley de HBO. Es una serie de humor (fino, pero muy bueno), con episodios de 30 minutos max, que versa sobre cómo una persona llamada Richard Hendricks funda una compañía en Silicon Valley al desarrollar un código de software que puede hacer tambalear a las grandes compañías tecnológicas. Como pros creo que retrata muy bien los ingredientes y el camino que se sigue al fundar una empresa (en este caso de alto crecimiento, por lo que pasa por inversión de capital riesgo, rondas de financiación, expansión, etc), los muchisimos problemas que surgen, los enemigos que crecen, las oportunidades… todo ello con un humor que me hizo soltar carcajadas como hacía tiempo no conseguía. Muestra las luces y las sombras. Es del estilo Big Bang Theory, pero en vez de nerds de ciencias, son geeks (y sin risas enlatadas).

  7. Tiene usted toda la razón, pero aún así creo que hay muy poco interés entre los cineastas por los empresarios. Respecto al asunto que comenta sobre la policía, lo comentaba hace unos días, a colación de la publicación, pero fuera del foro, con un amigo de la Policía Judicial de la Guardia Civil que opinaba como usted. Y yo creo que no es del todo cierto, ya que en el numerosísimo catálogo de películas de cine negro creo que aunque existan policías tal como usted (o mi amigo) los describen, creo que el cine muestra otros muchos con rasgos de profesionalidad, decencia y honradez. Desde mi punto de vista de forma mucho más masiva que con los empresarios.

  8. Muy de acuerdo en su punto de vista sobre el tema del “Marxismo Cultural”, aunque yo creo que trasciende a la izquierda marxista. Yo lo vincularía más con la Izquierda Cultural, aunque no sea de origen marxista. Sucede en Hollywood y en España creo que pasa algo similar. La mayor parte de los creadores están vinculados allí con el Partido Demócrata y aquí con las distintas organizaciones de izquierda. Y, malentendiendo, muchas cosas, efectivamente realizan una crítica del sistema capitalista personalizada en los empresarios. Esta es una lucha intelectual que llevo realizando desde hace muchos años. Yo, no me duelen prendas de decirlo, soy votante de centro-izquierda desde hace muchos años y siempre le he criticado a las organizaciones a las que voto que no sean capaces de trascender sus apreciaciones de clase para acercarse a colectivos como los autónomos o los pequeños empresarios. Esa cultura de la izquierda debería cambiar porque la concepción de que este tipo de partidos van dirigidos solo a los asalariados representa una visión anticuada, de los siglos XIX y XX, pero que no responde a la situación actual.

    Tiene usted mucha razón con lo de Sillicom Valley, la vi hace tiempo y efectivamente rompe la pauta que reseño.

  9. Perdonen que me desvíe del tema del post, pero quería comentar algo más sobre esto. Está claro que sería deseable una versión más ecuánime del empresario en el cine, pero aún considero más importante de cara a su imagen pública el trato que recibe en el género documental o de reportaje de investigación. La influencia que estos pueden ejercer en el espectador son muy grandes, más incluso que el cine, pues en última instancia el espectador es consciente de que el cine es ficción. Pero cuando ve un documental o un reportaje entiende que hay una pretensión de informar de forma veraz.
    Recuerdo un par de reportajes emitidos en prime time: uno sobre Mercadona y otro sobre Inditex. En ambos se puso el foco en aspectos negativos de las empresas. En el primero de ellos se daba a entender que Mercadona presionaba y asfixiaba a sus interproveedores. Creo recordar que también se le daba voz a algún trabajador despedido. En el segundo de ellos se resaltaba que Inditex ya no daba trabajo y había dejado en el paro a muchas costureras gallegas en las que confió en el pasado.
    No veo mal que existan ese tipo de programas. Cuanta más información mejor, pero lo que echo en falta son reportajes que no se centren en aspectos tan concretos, sino que hablen de cómo surgió la empresa, qué impulsó a su fundador, qué dificultades tuvo, qué socios tuvo si es que los hubo, cómo se financió y se sigue financiando, cuál es la cultura de la empresa, cuáles son sus objetivos, etc. Un montón de características de la empresa y de su dirección que a mí me resultarían mucho más interesantes y me aportarían más información que escuchar solo a un antiguo empleado despechado.
    Creo que ese tipo de programas serían útiles para que el público tuviera una imagen más fiel de lo que es ser empresario, toda la carga que supone y los riesgos que se asumen.
    Mi duda es si habría espectadores para estos programas o el público solo quiere morbo y crítica descarnada.

  10. Saludos cordiales.

    Diecinueve:

Participa en el debate en El foro de Más Dividendos D+

3 más respuestas respuestas

Participantes