En 1942, el barco más lujoso y avanzado del mundo, el SS Normandie, se hundió de la forma más estúpida posible.
No lo hundió un torpedo nazi en medio del Atlántico. Se incendió y volcó en su propio muelle de Nueva York, víctima de una cadena de pequeños errores absurdos mientras lo convertían en un buque de guerra. La soberbia de su tamaño y su tecnología hizo que nadie prestara atención a las chispas de una soldadura.
Esa historia, la de un coloso que ignora los pequeños riesgos hasta que es demasiado tarde, es la mejor metáfora que he encontrado para el mercado actual.
Vivimos en un mercado que parece invencible. Una fiesta impulsada por una narrativa tan potente –la de la Inteligencia Artificial– que casi nos ha hecho olvidar las reglas básicas de la física financiera. Pero bajo la superficie, las chispas saltan por todas partes.
¿Qué ocurre cuando la misma empresa que fabrica los cazas más avanzados del mundo no puede llegar a un acuerdo con sus propios mecánicos? ¿Qué pasa cuando un jurado decide que la promesa de un coche que se conduce solo no es un argumento de venta, sino una posible negligencia mortal? ¿Y si la mayor guerra empresarial del momento no se librara con semiconductores, sino con fármacos para adelgazar en una batalla caníbal por miles de millones?
Al final, todo se reduce a una pregunta: ¿estamos a bordo de un cohete tecnológico que nos llevará a una nueva estratosfera de prosperidad, o estamos en la cubierta del Normandie, admirando los lujos y la música mientras, bajo nuestros pies, alguien acaba de cortar el cable equivocado?
En el episodio de esta semana no te damos respuestas fáciles. Te damos las preguntas correctas y las herramientas para que encuentres tu propia verdad.
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