Si me dan a elegir prefiero tener suerte que talento

Terminé mis prácticas de fin de carrera justo en el momento exacto y eso me valió mi primer contrato indefinido. Mi compañero, que siendo becario ya gestionaba a un grupo de seis personas, no tuvo esa suerte solo por entregar su proyecto unos meses después. La política de contratación cambió y tuvo que conformarse con un contrato de un año con bastante peores condiciones.

¿Hubiera sido lógico que se martirizara por ello? ¿Que dudara de sus capacidades?

Esto es solo un ejemplo, pero es muy representativo y es que, dentro del egocentrismo que caracteriza al ser humano tendemos a pensar que todo lo bueno que nos ocurre es por mérito, y todo lo malo por mala suerte.
Cuando nos ocurre algo malo lo primero que tendemos a hacer es a buscar un culpable (a veces uno mismo), lo segundo es preguntar: ¿por qué a mí? Esto es nefasto porque nos impide evaluar con objetividad el proceso que ha desencadenado esa situación.

A veces sucede justo lo contrario, nos ocurre algo bueno y el ego nos hace atribuirnos el mérito inmediatamente. Sabía que esas acciones iban a subir, que bien hice en comprar.

Reconocer el papel de la suerte no significa dejar las cosas al azar. Significa dejar de evaluar los resultados o en función de si son buenos o malos y empezar a evaluarlos por los procesos que los han desencadenado. Esto nos da la oportunidad de mejorar estos procesos y al final, que es
de lo que se trata, tomar mejores decisiones.

Les invito a que cuando algo no vaya como esperamos o, al contrario, cuando cosechemos un éxito, se paren a pensar, ¿Cómo ha podido influir la suerte en el resultado? ¿He hecho todo lo que estaba en mi mano? ¿Qué cosas podría mejorar?

Está en nuestra mano intentar cambiar nuestra manera de pensar y, sobre todo, no olvidarnos de que, por el simple hecho de tener ahorros que poder invertir, ya pertenecemos al porcentaje más afortunado del mundo.

Si hay alguien interesado en profundizar en tema, recomiendo la lectura del libro Thinking in bets, de Annie Duke.

Comentarios Destacados

  1. Buenísimo el video, muchas gracias @Helm !

  2. Una planificación cuidadosa no sustituye a la buena suerte.

    Este blog promete. Buen camino!

  3. Mucho, me ha gustado mucho !!!

  4. 100 % de acuerdo. Un blog con un gran comienzo, lo seguiré con mucho interés.

    Bienvenido!

  5. Muy interesante y ¡Qué curioso! Este tema será objeto del nuevo post que estoy preparando.

    Lo que más me gustaría, personalmente, es no tener mala suerte :upside_down_face:

    Y siguiendo con lo de @Helm

    https://youtu.be/I_xnUN3qZVU

  6. Muy interesante su visión. Fíjese que el siguiente paso podria ser: Ya que la suerte es el factor decisivo ¿No estamos errando el tiro buscando mayor conocimiento, cuando deberíamos buscar mejor suerte?.
    Se puede responder: Es que la suerte no depende de uno mismo, pero ¿Realmente es así? ¿Cómo podemos estar seguros de ello?

  7. hay otra frase muy antigua que dice algo así:

    Que cuando la suerte pase por delante tuya, que te pille trabajando.

    Esto también es aplicable a la inspiración y por que no a la inversión.

    un saludo

  8. Muchas gracias Marcos!

  9. Gran artículo para iniciar lo que promete ser una trepidante aventura, @Ayuso .

    Desde que somos pequeños, de manera consciente o inconsciente vamos ganando nuevos aprendizajes. Algunos son muy útiles un tiempo, otros son útiles alternativamente según la etapa que nos toca vivir, y otros son útiles toda nuestra vida.

    En mi opinión, un aprendizaje que nos resulta útil un tiempo, es el de que para tener éxito “hay que trabajar duro”, “poner pasión en lo que haces”, “perseguir tu sueño” etc… y cuando uno tiene hijos, ve lo importante que es usar estas simplificaciones para que hagan algo tan sencillo como los deberes por las tardes.

    Con el devenir de la vida profesional, uno empieza a ser consciente de que hay al menos dos factores en cada acción que llevamos a cabo. Los factores que podemos controlar y los factores que no podemos controlar.

    Los primeros siempre están más o menos claros, y uno hace bien en poner el foco en ellos, pues realmente es en lo que puede focalizarse para mover la aguja. Los segundos como su nombre indica son totalmente incontrolables, y el que los niega, los sufre.

    Los primeros son básicos para trabajarlos ex-ante, cuando estás en el fragor de la batalla. Los segundos son importantes para dotar de sentido el éxito o el fracaso de la acción, y cuanto influyeron en los resultados. Torturarse demasiado cuando te ha tumbado un factor incontrolable te hará la vida más miserable. Refugiarse en ellos para justificar que no preparaste lo suficiente bien el tema, con los factores que pudiste controlar, también.

    El mundo de la inversión es un buen reflejo de esto. Uno puede estar subido a una tendencia en la que ha tenido más o menos acierto por pura suerte y auto-loarse sobre lo inteligente y brillante que fue, o vivir el caso inverso.

    Para terminar, me imagino que lo conocerán, pero una historia que me viene mucho a la cabeza para bajarme de la parra cuando he tenido éxito en algo, o para animarme cuando me han zurrado a base de bien es esta que me imagino conocerán.

    Lo dicho, bienvenido!

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